Como lo oyen. Un policía, al parecer muy celoso de su profesión, no dudó en ponerle una multa a un perro que estaba mal estacionado. El can estaba atado a la reja que rodea el centro comercial Darwin's Rapid Creek en Australia y un guardia consideró que la mascota no debía estar ahí por lo que elaboró una infracción y la pegó a la correa del animal con la intención de que su propietario se diera por enterado.
Ray McEvoy, testigo de la escena, explicó que no podía creer lo que estaba viendo. El portavoz de la localidad dice, sin embargo, que la decisión del agente fue acertada porque «usted no puede simplemente atar un animal e irse».
Publicado por elcomerciodigital.com
Hace 13 años
1 comentarios:
A mí me comentaron una vez que la grúa retiró a un musulmán que estaba rezando ante un vado permanente y de allí decía el tío que no se movía.
Estas cosas tan increíbles, no sé bien porqué, suelen ser verdad.
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