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Y para cenar, estofado de pene de oso marino en salsa de soja

Un restaurante de Pekín hace bueno el dicho "de lo que se come, se cría", con reservas al completo cada noche de chinos que esperan mejorar su potencia sexual comiendo genitales de venado, caballo, burro, buey, oveja, perro, serpiente o incluso oso marino.

Se trata del restaurante Guo Li Zhuang, literalmente, "Potencia en la olla", el primero en China totalmente especializado en platos de genitales de animales, según la creencia de la medicina tradicional de que éstos mejoran la potencia sexual, la circulación sanguínea y la energía.

Para aquellos a los que se les escape la risa, valga decir que este imperio ubicado en la calle Dongsishitiao es muy austero y recogido, y está regentado por un equipo de nutricionistas y médicos tradicionales que se toman muy en serio su labor.

"Somos especialistas en nutrición", dice impertérrita la gerente, Li Yangzhi. "Mucha gente cree que el efecto afrodisíaco va a ser inmediato, pero no es así. Como el resto de la medicina tradicional, tiene que pasar un periodo, quizás después de 4 ó 5 comidas es posible que mejore la función sexual".

Entre los platos más populares destacan, según Li, "genitales de animales fritos, como pene de Yak, de oveja, penes de serpiente (120 yuanes; 17 dólares; 12 euros) y de caballo (488 yuanes; 71 dólares; 55,5 euros). También el feto de reno, muy bueno para la piel.

Tenemos platos de carne de cocodrilo".

El plato más caro, una olla por 1.998 yuanes (292 dólares; 228 euros), combina seis tipos de pene y cuatro de testículos de distintos animales, estofados en caldo de corazón de ciervo, "su combinación es muy equilibrada desde un punto de vista nutricional".

Otras "delicatessen" de la cultura afrodisíaca china, como el pene de tigre, no aparecen en el menú. En Asia el animal está en peligro de extinción por la voracidad china.

El Guo Li Zhuang abrió en 2006 cerca de los lagos imperiales, pero con la metamorfosis urbana olímpica se trasladó al centro financiero de Pekín.

Los clientes son sobre todo varones que vienen a mejorar su "yang", la energía masculina o virilidad, según el Taoísmo.

"También vienen en parejas", explica la gerente. "Es un malentendido creer que comer penes sea sólo bueno para hombres, pues, según los análisis, también son buenos para las mujeres".

Pero cuidado con los testículos, "sólo buenos para hombres, porque tienen demasiada testosterona que puede provocar un exceso de energía sexual en la mujer o afectar a su fertilidad".

Las mujeres escogen penes de cordero o buey porque tienen mucho colágeno, "un 90 por ciento más que el codillo de cerdo", matiza Li.

La especialidad de la casa es el pene de oso marino canadiense, por más de 2.000 yuanes (292 dólares, 229 euros) y con reserva.

Al principio no fue fácil abastecerse, cuenta Li que había pocos vendedores de penes, pero ahora tienen proveedores fijos: "Para genitales de vacas y ovejas, nos abastecemos en Mongolia, el asno es de Hebei (norte) y Shandong (este), la serpiente de Hunan (centro) y Zhejiang (este), el oso marino, lo importamos de Canadá".

En los precios reina la ley de la oferta y la demanda: una cena en Guo Li Zhuang puede costar una mensualidad en China, y la mayoría de clientes son funcionarios del Partido Comunista.

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